Mar(es) de tinta

Galería MATERNA Y HERENCIA. Madrid
Desde el 15 de diciembre hasta el 5 de enero de 2024

“Vi el Mar de Omán, el Arábigo, el de Burma, el de Bengala, el Rojo, el de Bohai, el de Sulú, el Amarillo y también el Mar de Java, el del Japón, el de Flores, el de China Meridional y el Océano Índico. Luego, varado, terminé mis mares en el estudio con sal y arena que guardaba en los bolsillos. Compré papel de arroz de Xuan y procuré no perder nunca la línea del horizonte, como me enseñaron en el Cantábrico.”
La diferencia de los mares no está solo en sus nombres, si acaso, más en su luz, vientos, mareas, en su disposición a la calma o su tendencia a arrebatarse en violentos oleajes, en su forma de mecer los barcos y llevarlos a su destino… Sean cuales sean, son uno solo, inabarcable e inquieto, un océano matriarcal orillado a una línea intuida, a una raya sin trazo.

La exposición de Manuel V. Alonso es un encuentro plástico y metafísico a través de ese espacio único, paisajes que corresponden a coordenadas precisas, que parecen insistir en expresar la unicidad de las extensiones saladas, que las infinitas olas se abrazan al cielo, caliginoso o despejado, en un mismo e inexacto horizonte.
El mar devora sin concesiones la mirada del artista. Recurrente en sus papeles y lienzos quizá porque interpreta su constante flujo y reflujo como una metáfora de la existencia: momentos de calma seguidos de períodos turbulentos, la naturaleza efímera y cambiante, nuestro discurrir temporal, el misterio de la vida y de la muerte. O quizá porque necesite entender las formas de la Nada y el mar parezca corresponder a esta idea universal que antecede a lo perecedero.
En esta serie de marinas monocromáticas el pintor pone en escena la poesía de su santuario interno, concebido a partir del legado artístico del romanticismo, el expresionismo abstracto y el minimalismo. Sus marinas de amplia perspectiva, cuidadosamente trabajadas bajo una apariencia de simplicidad, compuestas en dos estratos, nos presentan un paisaje oceánico, sumergido en un sueño ilusorio, como un entorno distante que evoca el encuentro emotivo de lo completo y lo inalcanzable. Con reminiscencias de los horizontes espectrales que podemos ver en Mark Rothko, Cy Twombly, Hiroshi Sugimoto o Gerard Richter, envuelve nuestros ojos en un inmenso campo visual, evocando una experiencia sensorial del infinito e interiorizando lo sublime.
Manuel V. Alonso representa el mar en tres niveles de significado: como alegoría del tiempo y el espacio; como metáfora poética; y como mezcla de narrativas. Combinando papel, lápiz, escritura, pintura y forma, describe el proceso extendido de cambio en una unidad espaciotemporal al unir expresión individual y cultura. Para él, el paisaje no es un registro objetivo, sino una expresión subjetiva, como aprendió en el arte de Extremo Oriente. Ya sea si describe un contenido figurativo o una imagen abstracta, el motivo y el proceso de su expresión implica una relación binaria entre memoria e imaginación, experiencia y sentimiento, contemplación y meditación.
Artista de metodología poderosa, cautiva por su empleo sensorial de los materiales: papel, cuerda, cartón, lápiz, acrílico, cal, grafito, tinta y aguada en las formas; su suave manejo de las proporciones en la composición; la esencialidad del blanco y negro para resaltar forma y textura del paisaje marino sin distracciones cromáticas. El negro que contiene todos los colores y el blanco, color del paso implacable del tiempo. Así puede enfocarse en capturar la intensidad de la luz, las sombras y las líneas, lo que destaca la esencia y la estructura del mar de una manera más indeterminada. La claridad y la oscuridad en el uso de la tinta; la libertad y la rigidez en imperiosa plenitud. Sus obras irradian disfrute estético por la simplicidad de texturas, arrugas, vetas, abstracción y realidad, movimiento y quietud.
Disfrutemos pues la evocación que nuestro artista nos sugiere, la experiencia de contemplar estas obras cargadas de argumentos existenciales y espirituales, dejándonos llevar a través de la belleza de ese espacio visual y simbólico que es el mar, este mar suyo, hacia las estancias más enriquecedoras y profundas de la vida.

Seguir leyendo

Después de la niebla, primeras flores

Casa Vicens. Barcelona

Desde el 26 de abril hasta el 7 de enero de 2024
Comisaría: Menene Gras Balaguer

Casa Asia y Casa Vicens presentan el proyecto expositivo Después de la niebla, primeras flores. Oriente y los orientalismos, del modernismo a la modernidad. Esta exposición reúne obra de 24 artistas españoles, latinoamericanos y asiáticos contemporáneos que aportan su creación personal en su interpretación de la representación floral.

«Proyectar las emociones que experimenta el poeta interiormente ante el paisaje que describe demuestra la existencia de una conversación silenciosa que nadie más escucha. Sólo los árboles, la luna, el río, las flores. Las estaciones del año son constitutivas del sentimiento paisaje, que interiormente altera a quien escribe ante el espectáculo que ofrece la Naturaleza, necesitando transmitir él mismo la fuerza de todos los elementos que concurren en cada pasaje y en cada edad de la vida. El citado enunciado se podría completar con otros muchos versos como aquel en el que el poeta identifica un estado de ánimo cuando se produce la floración diciendo Primeras flores | mi vida se prolonga | sólo por verlas. Pero, después también, cuando habla del ruido del agua o de los pinos y de los gritos de los patos | apenas blancos junto con los de las gaviotas, o cuando sale la luna y brotan las flores del ciruelo. Esta gran transformación que experimenta la naturaleza se revela en cada nuevo escenario de la primavera y aquel que la nombra siente formar parte de él en todos los sentidos.»

Menene Gras Balaguer
Comisaria del proyecto 

Seguir leyendo

La risa de las flores

Real Jardín Botánico (Invernadero de los Bonsáis). Madrid

Junio-septiembre 2022
Comisaría: Menene Gras Balaguer

LA RISA DE LAS FLORES, interpretada por 15 artistas contemporáneos. El título de este proyecto expositivo se ha extraído de uno de los haikus de primavera del poeta japonés Matsuo Bashô (1644-1694), y reúne obras de artistas asiáticos y españoles que han investigado la cultura de las flores en Asia y “han dedicado una parte de sus trabajos a replicar lo que la Naturaleza crea por sí misma, aunque ninguno de ellos sea especialista en el arte floral ni botánico”. El denominador común es su “contribución a la presencia de las flores en las artes visuales y en las artes plásticas en el transcurso de la historia del arte, partiendo de la idea de la flor y su impacto cultural en el mundo”. Los soportes que utilizan son el vídeo, video instalación, fotografía, pintura y dibujo. Los catorce artistas que participan en el proyecto son los coreanos Han Sungpil, conocido por su Homenaje a Monet, evocando el jardín de Giverny, Lee Lee Lam por su particular Mona Lisa, o los dibujos de Koo Jeong A; los japoneses Mari Ito, cuya pintura propone una nueva manera de entender la naturaleza, o Azuma Makoto, popular por sus creaciones y uno de los grandes representantes de la modernización del Ikebana mediante el uso de las tecnologías digitales; la iraní Mana Salehi y sus campos de azafrán, a los que se suman los artistas españoles Marisa González con sus dibujos minimalistas, Manuel V. Alonso y sus sketchbooks, los grandes formatos monocromos de Javier Garcerá, las pinturas de Teresa Esteban reproduciendo las flores nacionales de Tailandia y Filipinas, las fotografías de gran formato de Paula Anta, las flores de Papers de l’India de Frederic Amat, o Ana Nance y Nicolás Combarro & Wawi Navarroza (filipina).

Seguir leyendo